lunes, 16 de septiembre de 2024

La Nueva Independencia de México: Reforma Judicial, un Camino hacia la Justicia y la Democracia Participativa


Por: Luis Miguel Isidoro

La historia de México ha estado marcada por luchas que, en distintas épocas, han buscado la emancipación, la justicia y la equidad. Hoy, en pleno siglo XXI, nos encontramos ante lo que podría considerarse una Nueva Independencia, no del yugo extranjero, sino de los intereses que por décadas han secuestrado las instituciones del Estado. La reciente Reforma Judicial, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y promulgada este 15 de septiembre de 2024, es un paso significativo en este proceso de liberación institucional que busca devolver al pueblo el control de su destino.

¡Viva el Amor! ¡Viva la Cuarta Transformación! ¡Viva México! Exclamó el presidente en un zócalo abarrotado, y es en esta narrativa de la Cuarta Transformación, donde la consolidación de esta reforma es clave para equilibrar los tres poderes de la nación. Durante demasiado tiempo, el poder económico ha contaminado las decisiones políticas y judiciales, privilegiando a las élites en detrimento de la mayoría. Separar estas esferas de influencia no es sólo un acto de justicia, sino un acto de democracia profunda. La justicia ha sido, en muchos casos, un privilegio de pocos, mientras que la corrupción y la impunidad se convirtieron en moneda corriente en los tribunales. Con esta reforma, México comienza a reescribir su historia y a abrir paso a un futuro más justo e inclusivo.

La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, el primero de octubre, como sucesora de López Obrador, marca un nuevo capítulo en este proceso. Con ella al frente, se proyecta la consolidación de la Cuarta Transformación, un proyecto de largo aliento que busca cambiar radicalmente las estructuras del poder en México. El reto no es menor. La Reforma Judicial es sólo una pieza de un rompecabezas mucho más grande: la construcción de un gobierno de derechos, donde el Estado garantice no sólo el acceso a la justicia, sino también el bienestar y la prosperidad compartida.

La participación ciudadana es el corazón de este nuevo modelo de democracia. En la medida en que la ciudadanía se empodere y participe activamente en la vida pública, se podrá consolidar un sistema en el que la justicia no dependa del dinero o del poder, sino de los derechos que la Constitución otorga a cada mexicano. Estamos ante una oportunidad única para transformar el aparato judicial y, con ello, eliminar los obstáculos que han perpetuado la corrupción y la impunidad.

Sin embargo, los retos son enormes. Vencer los intereses de las élites económicas, que durante décadas han controlado el destino del país, no será tarea fácil. Estos grupos, profundamente arraigados en las estructuras del poder, no renunciarán a sus privilegios sin resistencia. De igual manera, los diversos grupos delictivos siguen siendo un enemigo formidable para el Estado mexicano. Pero, como bien lo ha señalado López Obrador, el combate a la corrupción en el poder judicial es el primer paso para desarticular las redes de impunidad que sostienen a estos y otros grupos.

Por otro lado, el crecimiento económico y el bienestar social serán los pilares que garanticen la estabilidad y el éxito de este nuevo proyecto de nación. Una economía más justa, donde la riqueza se distribuya de manera equitativa, permitirá que los beneficios del progreso lleguen a todos los rincones del país. Para lograr esto, será esencial fortalecer el mercado interno, generar empleos de calidad y reducir las desigualdades sociales que durante tanto tiempo han lacerado a México.

La Reforma Judicial no es un hecho aislado; es parte de un proceso más amplio de transformación que busca sentar las bases de un México más justo, democrático y equitativo.

Sin embargo, sería ingenuo pensar que este camino estará libre de obstáculos. Los intereses creados, que se ven amenazados por estos cambios, no van a permanecer pasivos. Podemos esperar resistencia de aquellos que se beneficiaban del antiguo sistema, con intentos de sabotaje y campañas de desinformación.

El éxito de esta "Nueva Independencia" dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno para implementar efectivamente estas reformas, pero también de la participación activa y vigilante de la sociedad civil. Cada ciudadano tiene ahora la responsabilidad de ser guardián de esta nueva democracia.

México se encuentra en un punto de inflexión histórico. La consolidación de la Cuarta Transformación y el Humanismo Mexicano, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, será determinante para superar los retos que aún persisten, pero con la participación activa de la ciudadanía y un Estado comprometido con el bienestar de todos, la Reforma Judicial aprobada puede ser el catalizador de una transformación profunda de nuestra sociedad, llevándonos hacia una verdadera independencia: la independencia de la corrupción, de la impunidad y de la desigualdad. El camino no será fácil, pero el premio -un México más justo, próspero y democrático- bien vale la lucha, el país tiene la oportunidad de avanzar hacia una nueva independencia.

La historia se sigue escribiendo, y hoy, el pueblo mexicano es el protagonista.

 

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