Por: M.A. Mirna Izquierdo Gómez
Las clases han iniciado
nuevamente, 27.5 millones de estudiantes de nivel preescolar, primaria y
secundaria han regresado a las aulas, en un nuevo ciclo escolar. A nivel
nacional se entregarán 235 mil 317 estímulos, con base en los resultados de la
Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), bien,
suena bonito y romántico, pero, tal parece que son los mismos mejoralitos de
cada ciclo escolar para callar la inminente falta de calidad educativa, puesto
que va en picada. Antes era notoria la transculturización, centrado en la globalización y
la competitividad.
Hoy la tecnología nos hace dominados, con
juventudes destinadas a la maquila y con escasa oportunidad de trabajar de
acuerdo al potencial del individuo, hoy se transcurre por caminos escasos,
artificiosos, que llevan al individuo a la desesperanza y a la frustración. La
OCDE dio a conocer los resultados de la evaluación en la que
participan 31 países miembros, donde Brasil fue invitado. En ella de
acuerdo a los datos del Programa Internacional para el
Seguimiento de los Conocimientos de los Alumnos (PISA), México obtuvo penúltimo
lugar en Ciencia, Matemáticas y Comprensión de Lectura.
Respecto
de la influencia del hogar en el éxito, el estudio de PISA muestra que
un bajo desempeño en la escuela tiende a estar asociado con un entorno familiar
poco favorable, pero no es una condición automática. En nuestro país la
influencia de la situación económica, social y cultural en el desempeño del
estudiante está dentro del nivel medio de los países de la OCDE. Sin embargo,
en Canadá, Finlandia, Islandia, Japón, Corea y Suecia, la repercusión del
entorno del hogar está por debajo del promedio de la OCDE y sin embargo, los
estudiantes tienen niveles de desempeño por arriba del promedio. Es
cierto, que existen programas de “Escuelas de Calidad”, pero tal parece que es
una forma de disfrazar el progreso de esas Instituciones y se prioriza el que
se encuentre acotada en áreas sociales pobres.
Es necesario diseñar
verdaderamente estrategias que vayan dirigidas a alumnos, maestros, directores
y padres de familia, pero todos en conjunto y no cada quien jalando para su
causa, sólo así se logrará elevar el rendimiento escolar. Hay que darle
rentabilidad a los valores y cualidades de la educación, no sólo como pirámide
en la superestructura ideológica sino como motor y palanca de desarrollo.
Cabe
analizar si para lograr un avance significativo es necesario eliminar el exceso
de burocracia que se vive en el País respecto de los ejes rectores de la
Educación donde existe una supraescuela sumados a los corporativismo y
sindicalismos protectores que hacen las fallas reales del sistema educativo. Es
necesario incentivar la participación social en el tema, de acuerdo a la
posibilidad de los tiempos, es necesario eliminar demasiados dogmas en los
maestros del sabelotodo y orientarlo a una capacitación constante, es necesario
generalizar carreras y hacer de las escuelas un ente donde se viva en conjunto,
el estudio y aprendizaje del conocimiento con una práctica profesional.

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