Por: L.A. Luis Miguel Isidoro
Se presentó en el Congreso de la Unión las dos iniciativas del presidente electo Enrique Peña Nieto para crear la Comisión Nacional Anticorrupción y para reformar la administración pública federal que, entre otros puntos, pretende fortalecer a la Secretaría de Gobernación, eso es en teoría y hasta romántico hablando políticamente, pero la verdad a todas luces es que la Comisión que propone Peña no arregla en nada el asunto de la corrupción.
Se presentó en el Congreso de la Unión las dos iniciativas del presidente electo Enrique Peña Nieto para crear la Comisión Nacional Anticorrupción y para reformar la administración pública federal que, entre otros puntos, pretende fortalecer a la Secretaría de Gobernación, eso es en teoría y hasta romántico hablando políticamente, pero la verdad a todas luces es que la Comisión que propone Peña no arregla en nada el asunto de la corrupción.
Cada inicio de un nuevo Gobierno, nosotros los
ciudadanos escuchamos la misma cantaleta de acabar con la corrupción, las
mordidas, los coyotes, la famosísima frase de “el que no tranza no avanza” y
todo acto de impunidad. Todos los asuntos que a la fecha tienen que ver con los
órganos de control en las dependencias de Gobierno dependen directamente del
Ejecutivo a través de la Procuraduría General de la República, la cual pide
opinión directa al Presidente y se hace un círculo vicioso en el que se “paran”
los asuntos a discrecionalidad burocrática.
La idea que se plantea en la
propuesta enviada al Senado, parte de la misma historia, se pretende que la
comisión de visto al Ministerio Público, lo cual al ser dependiente de la
Procuraduría vuelve a caer en el mismo juego mencionado.
A todo ello sumémosle
que los nombramientos de la Comisión estarán en su mayoría propuestos por Peña,
lo cual es difícil de objetar en mayoría calificada por el Senado como hemos
podido ver en las últimas discusiones como la de la Reforma Política, no se
cuenta con las condiciones de voluntad política para una oposición responsable.
En este sexenio veremos cómo se le busca dar una maquilladita al tema que
agobia al PRI, la corrupción, lo agobia electoralmente porque en los hechos hemos
visto todo lo acontecido en Gobiernos Priistas en su mayoría, con ello no me
refiero a que en Gobiernos de otro color
–llámese azul o amarillo- no haya corrupción, el tema es que la propuesta
maquillada viene del que será el Gobierno en turno y que ha sembrado la
corrupción en el País.
Los ciudadanos debemos estar alertas, posiblemente en
los Observatorios Ciudadanos, pero mientras no haya una verdadera legislación y
aplicación de políticas para regular este fenómeno burocrático en las
dependencias de Gobierno, seguirán los mismos hechos.

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