La Izquierda en México sufre una
profunda crisis, sobre todo por los altos costos políticos que se han tenido
ante la pérdida de identidad, ante la sumisión al ejecutivo y los poderes
fácticos. Un amplio sector de la población no percibe a la izquierda como un
referente de defensa de sus derechos, sino como un ejercicio político de
indefinición.
Considero que se debe emprender
la ruta de la construcción de una Plataforma de comprensión y de entendimiento
político fuera de sectarismos y recriminaciones mutuas, para coadyuvar en la
unificación de una Izquierda fuerte, de coincidencias, que sea capaz de
recuperar esa confianza que ya no tiene el electorado, pues pareciera que la
gente ya no percibe una izquierda partidaria.
Existe en nuestro país la pérdida
de credibilidad de las instituciones, y eso, es lamentable, la gente se siente
decepcionada de los partidos y de los gobernantes, y ya no ve alguna diferencia
entre partidos, todos son iguales, se escucha en el clamor social.
Estamos a tiempo de iniciar el
camino, de emprender el rumbo correcto hacia el 2016 como primer parada y hacia
el 2018 como meta, de forma pacífica, para seguir dando la lucha hermenéutica a través de los instrumentos políticos, desde
la trinchera en la que estemos, con la firme convicción de que el cambio social
debe iniciar desde la misma sociedad. Y es ahí donde tenemos muy claro que la
Izquierda Mexicana aún seguirá fragmentada y compitiendo entre sí, sobre todo
en las próximas elecciones a celebrarse en el 2016, pero con la esperanza de
que se generarán los canales de consensos que nos lleve a la Unidad hacia el
2018. Sin embargo, por ahora veo propicio seguir en el esfuerzo de vincular a
la gente a través de los Movimientos Sociales, pero también a través de un
Movimiento que vaya más allá de los partidos políticos, que cohesione a la
gente en causas comunes, sin que haya posiciones de exclusión, por el
contrario, tender puentes, tejer redes de entendimiento, para lograr ese cambio
tan anhelado que muchos quisiéramos para nuestro México.
Estoy convencido que se debe
seguir el rumbo de un Movimiento de Unidad Popular, que esté al margen de los
partidos, donde el elemento principal sea el ciudadano, con sus causas comunes,
con el poder emanado del pueblo, con una organización enfocada en la
transformación del entorno social, de cada región, de cada barrio, de cada
pueblo, de cada colonia. Es cierto, que hoy en día, las redes sociales han
fortalecido la difusión de información que nos reflejan un panorama de lo real,
de lo verídico, de lo que realmente acontece, sin deformaciones ni
manipulaciones mediáticas; sin embargo, se debe seguir impulsando la
“conscientización social”, que permita el despertar social, con la confianza de
caminar juntos, con consensos, decidiendo juntos como ciudadanos para mejorar
nuestro entorno, con un sentido más social y humanitario, con el incremento de
la participación ciudadana que redistribuya el ejercicio del poder para profundizar
la democracia, que nos aleje de ser sólo entes pasivos que reciben resultados
políticos, sino que con autoconsciencia exijamos espacios de participación
consultiva real en la toma de decisiones de las acciones de los gobernantes,
con atención a las demandas sociales y que forje el país que queremos a través
de un verdadero poder popular.
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Luis Miguel Isidoro
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